ABORDANDO LA PRÁCTICA


Permanezcamos firmemente sobre las bases del corazón, y entendamos que sin corazón somos meramente cáscaras marchitas. 
(Agni Yoga, Corazón)

Una Historia Cuándo-Cuál-Cómo

Unos pocos días antes de empezar esta guía, mi esposa y yo nos dirigíamos en coche a la tienda de víveres. Mientras conducía hacia el aparcamiento, vi a dos personas cruzando en nuestra dirección. Naturalmente, disminuí la velocidad para darles tiempo de llegar hasta la acera. Conforme pasaba lentamente, una de las mujeres giró y me miró enojada, como diciendo, “¿Cuál es la gran prisa?” 

Le dije a mi esposa, “¿Por qué me miró así? Mi esposa no tenía idea, pero repentinamente nos dimos cuenta que era tiempo de practicar el ejercicio cuándo-cuál-cómo. Así, sentí que necesitábamos entendimiento en esta situación. Al fin y al cabo, yo podía haberle regresado una mirada colérica en respuesta, como diciendo, “¿Qué es lo que me miras?”

Como muchos de los lectores de esta guía pueden saber, el entendimiento es una de las seis virtudes del corazón de la práctica cuándo-cuál-cómo. Las otras son el agradecimiento, la compasión, el perdón, la humildad, y el valor. Más sobre todas ellas en breve. 

Entonces, ¿por qué elegí la virtud del entendimiento? Porque creí que necesitaba entender la posición de esta mujer. Necesitaba ponerme en sus zapatos (quizá literalmente). Quizás desde su perspectiva yo debí detener mi coche hasta que ella y su amiga pasaran con seguridad, en lugar de avanzar lentamente. Quizás esta persona tenía problemas relacionadas con ser la víctima, baja auto-estima, o prejuicios. En este caso particular, yo no tenía esa información. La cuestión no es que yo la psicoanalizara, sino meramente entender que ésas podían ser las posibilidades y que no debía condenar a esta persona por “esa mirada.” 

Mi esposa estuvo de acuerdo. Literalmente lo dejamos pasar mediante el perdón, otra virtud del corazón. Consecuentemente, en este incidente nosotros estuvimos de acuerdo en usar el entendimiento y el perdón. Sin embargo ustedes pueden notar, que nosotros no transmitimos ninguna virtud a la mujer en cuestión. Eso es verdad. Parece como si estuviéramos muy auto-centrados en nuestra propia reacción hacia ella que incluso nunca consideramos enviarle energía. 

No me di cuenta de eso hasta varias horas después y estaba bastante sorprendido que hubiera pasado por alto lo que, en ese punto del tiempo, parecía muy obvio. Ahora bien aquí es donde creo que el verdadero poder de la práctica cuándo-cuál-cómo interviene. Esta es la parte de la física cuántica. Debido a que estamos tratando con embrollos (esta mujer y nosotros mismos), un campo (la rejilla emocional), y la no-localidad (no-espacio-tiempo), me conecté con ella en el momento de la realización y le envié a ella entendimiento y perdón. 

De acuerdo, esto puede parecer ser un acontecimiento muy trivial, pero muchos de estos encuentros ordinarios, mundanos, y aparentemente inocuos en nuestras vidas diarias son todos materia prima para la fábrica textil de la práctica cuándo-cuál-cómo. Puede ser que no sea emocionante, dramático, ni glamoroso, pero este es el nivel de la práctica. Naturalmente algunos de nuestros encuentros serán más demandantes que otros. Algunos serán verdaderos puntos de crisis, pero todos requieren atención y como se describió en “Vivir desde el Corazón,” todos ellos son abordados con las siguientes consideraciones:
· Cuándo tú aplicas la virtudes del corazón (o algún subconjunto de ellas) a una situación de vida particular;

· Cuál(es) aplicas; y

· Cómo expresas las virtudes en esa situación.
Así pues, nuestras vidas diarias son el contenido y el contexto de nuestra práctica. No vamos a ir a un retiro de meditación. No nos vamos a aislar del mundo. El monasterio no es el lugar de nuestra práctica (aunque puede ser). Nosotros trabajamos dentro del campo de la existencia humana. Nosotros trabajamos dentro del templo de los eventos humanos y las relaciones que le dan vida. 

Resumiendo nuestra historia cuándo-cuál-cómo, este acontecimiento particular nos estimuló a decidir que esta era una ocasión cuando podíamos emplear la práctica. Esa es la etapa cuándo. A continuación nos ponemos de acuerdo en cuál de las virtudes aplicar a ese encuentro. Esa es la etapa cuál. Finalmente, decidimos cómo aplicar las dos virtudes que elegimos. Esa es la etapa cómo. 

Explicarlo de este modo puede parecer simplista, pero deseo mostrar qué sencillo puede ser este proceso. Pero como aprenderemos, la simplicidad no significa carencia de profundidad en la auto-maestría emocional. Al ganar experiencia en esta práctica, incrementaremos nuestra destreza y habilidad en el cuándo, el cuál y el cómo de nuestros encuentros con los acontecimientos y situaciones de vida. En niveles más profundos, quizás queramos explorar en “por qué” de nuestros patrones emocionales. Cada uno de nosotros puede elegir el nivel de trabajo con el que nos sintamos confortables. La cuestión más importante es estar alerta en cualquier situación en la que podamos aplicar la práctica cuándo-cuál-cómo. De hecho, la habilidad para que siga presente en medio de la rutina de la vida diaria es una clave vital para toda la práctica. Posteriormente hablaré más sobre esto.