Este término está estrechamente relacionado con la rendición. Representa una actitud de estar dispuesto a aceptar la realidad de cualquier situación. La aceptación es la relajación de la negación. Es especialmente poderosa en la aplicación de las virtudes a uno mismo. La aceptación tiene mucho que ver con el valor, la humildad y el perdón. A pesar de que es posible que hayamos aceptado varias verdades negativas en muchos ámbitos de nuestra vida, todavía generaremos pensamientos negativos, sentimientos, actitudes y comportamientos que debemos continuamente despejar. Esto lo hacemos afrontándolos, aceptándolos como lo que son, y continuando nuestra práctica de auto-maestría emocional.
La gran ventaja que tenemos para superar las emociones negativas es el conocimiento de que podemos practicar la auto-maestría emocional a través de la práctica del cuándo-cuál-cómo y de varios ejercicios de meditación que nos han dado. En cualquier caso, eventualmente, nuestra actitud de aceptación se pondrá patas arriba cuando cambiemos de aceptar nuestros aspectos negativos a aceptar nuestros aspectos positivos. Entonces estaremos en una nueva etapa de desarrollo cuando la aceptación significa que nos enfrentamos a la verdad de nuestro cambio dimensional individual de la tercera dimensión personalidad-ego a la más elevada dimensión de la personalidad-alma.