La Crisis


10:30 AM.

• Mi jefa me llama a su oficina para informarme de que no era un idiota de otro departamento quien metió la pata, sino que era, de hecho, yo. Yo soy el idiota que metió la pata. ¡De repente estoy en estado de shock!

Nuestro practicante acaba de salir de un punto culminante en su práctica y ahora, de la nada, es golpeado con esta impactante noticia. No estoy defendiendo la experiencia del shock en nuestras vidas, pero la rápida aparición de una noticia inesperada es una verdadera oportunidad para avanzar en la auto-maestría emocional. Una crisis en la vida casi siempre es acompañada de algún modo de dolor. La vida está llena de puntos de inflexión que son como bifurcaciones en el camino de la vida. Representan señales por las cuales podemos cambiar la dirección de nuestras vidas. A veces tomamos estas decisiones por nuestra cuenta y, a veces están hechas para nosotros a través una noticia inesperada. En cualquier caso, son inevitables. En nuestro ejemplo, una crisis ha estallado en la vida de este practicante y, en un primer momento, no disponía del respaldo de la práctica del cuándo-cuál-cómo. En un segundo momento sí.

Las crisis espirituales suelen ser experiencias difíciles y dolorosas, pero son lecciones muy valiosas en el desarrollo psicológico y espiritual si nos aprovechamos de ellas. El cambio sucederá de todos modos a todos nosotros, así que ¿por qué no prepararse con antelación? Si ese cambio sí contiene dolor, podemos disminuirlo considerablemente a través de la práctica de la auto-maestría emocional. Más importante aún, aprenderemos algo nuevo sobre nosotros y el mundo, lo que nos dará un conocimiento valioso para aplicarlo la próxima vez que una crisis surja en nuestras vidas.