Esta es una palabra que sólo ha aparecido una vez a lo largo de esta guía, sin embargo, subyace en gran parte del trabajo realizado por cada practicante del cuándo-cuál-cómo y de todo buscador de la auto-maestría emocional. Esos momentos en los que estás en situaciones emocionales más difíciles son los tiempos en los que tu personalidad-ego resistirá tus esfuerzos por iniciar la expresión de las virtudes.
Anteriormente, discutimos el dolor del momento, cuando es demasiado doloroso reunir tus energías del corazón para acoplarte a la práctica. Ahora bien, hay otros momentos, como cuando te restriegas frente a los problemas centrales, sobre los que descansa tu vida egóica. Cuando estos problemas surgen en tu vida, la personalidad-ego utilizará todas las armas en su arsenal para evitar la invasión del corazón sobre su territorio.
El dolor emocional que sientes en el momento de esa comprensión implica tu decisión de activar las virtudes del corazón y hacer exactamente lo contrario de lo que la personalidad-ego dictaría. Tu decisión de unirte a las fuerzas del corazón y del Ser Superior, es el principio del fin de la dominación del ego de tu vida. El dolor que se siente en el curso de esa batalla es el sacrificio de derribar los muros defensivos del ego.
El sacrificio implica la rendición de la resistencia del ego al cambio. El cambio es a menudo el reunirse con la resistencia, y es la resistencia del ego al cambio lo que crea el dolor. Lo que es más importante, esta no es la muerte en sacrificio del ego, sino el sacrificio de sus defensas, que resiste todas las amenazas percibidas de la existencia de la personalidad-ego. Esta no es la muerte en sacrificio del ego, sino que es la transformación en un instrumento especializado de alma inmortal al servicio de la Primera Fuente y Es el plan para la especie humana.