En la sección anterior vimos que saber cuándo abordar nuestra práctica requiere desarrollar sensibilidad y una concienciación simple de nosotros mismos y de los que nos rodean. La etapa cuál requiere conocimiento acerca de nosotros mismos, de otros, y de nuestra relación con las seis virtudes del corazón. Y obviamente eso también implica aprender acerca de las mismas seis virtudes del corazón.
Después de todo, una vez que hemos determinado que una situación justifica nuestra atención, debemos elegir cuál virtud o virtudes aplica. Por lo menos, es esencial tener un conocimiento básico de las seis virtudes del corazón. Aun cuando una situación tiene que ver con otros, tomamos parte íntimamente en el momento en que elegimos transmitir energéticas del corazón al encuentro. Podemos decir que el embrollo cuántico está sucediendo. Consecuentemente, es crucial que aprendamos cuanto más sea posible acerca de nosotros mismos. Al hacerlo, obtenemos conocimiento invaluable acerca de nuestras actitudes y comportamientos, y de nuestras fortalezas y debilidades. Este es un proceso de aprendizaje en el sendero de la auto-maestría emocional. El documento “Vivir desde el Corazón” explica esto con estos tres pasos: Seguir la Pista, Curar, y Transformar.
• Seguir la pista significa que el individuo puede auto-reportar su progreso de las seis virtudes del corazón a través del tiempo y puede encontrar sus subidas y bajadas, y ver el crecimiento de su auto-maestría en el contexto del tiempo.
• Curar significa que, mientras le sigue la pista a su progreso, el individuo puede ver cuando al golpear una dificultad o molesto problema eso lo saca de curso, y a continuación trata ese asunto de igual manera que un médico cura una herida o una enfermedad. La curación en este caso no es una recompensa, sino más bien una solución o un remedio a un problema o traspié emocional.
• Transformar es el resultado de seguir la pista y curar a lo largo de este viaje, y ver cómo te transformas en una persona auto-fortalecida y espiritualmente vibrante.
Desde esta descripción es interesante notar que la práctica del cuándo-cuál-cómo esta anidada dentro de la porción Curar de estos tres pasos. Cuándo identificamos una necesidad para ampliar las virtudes del corazón, y elegimos cuáles virtudes aplicar, y finalmente decidimos cómo aplicarlas, estamos de hecho curando una situación o encuentro. Al pasar el tiempo, podemos seguirle la pista a nuestro progreso y observar nuestra transformación.
Nota que aunque este sistema está concentrado en nuestro propio progreso, es también un indicador de nuestra efectividad en tratar a los otros. Al final, tú y “los otros” están conectados porque todos estamos nadando en la misma piscina de emociones. Esta es la base de nuestra contribución del Campo Energético Humano Individual (CEHI) al Campo Energético Humano Colectivo (CEHC). La escala fluctuante de nuestra práctica individual, inevitablemente afecta la escala fluctuante de nuestra contribución al colectivo.
Antes de examinar más detalladamente las seis virtudes del corazón, quiero dar un ejemplo sencillo de cómo podemos trabajar con las seis virtudes en relación con nuestras propias situaciones de vida. Podemos hacer un ejercicio sencillo auto-preguntándonos:
1. ¿Con cuál virtud me siento más en sintonía?
2. ¿Con cuál virtud me siento menos en sintonía?
Las respuestas a estas dos preguntas pueden ser consideradas como el establecimiento de una línea base en la etapa inicial de seguir la pista. Por ejemplo, si tú te sientes más en sintonía con el agradecimiento, ¿cómo interpretas esto en relación a tu experiencia de vida? La tabla que encontrarás más abajo proporciona descripciones breves de las seis virtudes. El agradecimiento es descrito de dos maneras. La primera a un nivel global y colectivo y la segunda a nivel personal.
Aplicar la primera descripción sugiere una profunda sensación de conexión a todas las cosas y un sentido descentralizado de uno mismo. Podemos mirar al mundo alrededor de nosotros y experimentar un sentimiento de asombro y maravilla de la belleza y de la compleja interacción de la vida en miles de niveles, desde las partículas atómicas microscópicas hasta las galaxias que giran en la inmensidad del espacio. Hay un sentimiento de alegría en el mismo hecho de que todo está sucediendo en este mero instante y estamos conscientes, vivos, y experimentándolo.
A nivel personal sentimos una profunda resonancia con la familia y amigos. Hay un sentimiento tibio y amoroso que llega a la mente y al corazón de las multifacéticas características personales que mucho disfrutamos de las almas con quienes compartimos este tiempo y espacio. Hay un misterio sobre por qué hemos sido reunidos, de dónde venimos, y, si alguien cree en la reencarnación, cómo nos hemos conocido en el pasado. En todo esto yace un agradecimiento por un gran diseño de conexión de almas más allá de nuestra habilidad para comprenderlo, pero es maravilloso en su propia forma.
Continuando con nuestro ejemplo digamos que la virtud con la que nos sentimos menos sintonizados es el perdón. ¿Qué es lo que sentimos cuando esta palabra llega a nuestra mente y corazón? Es aquí, en las “áreas de menor conexión” donde debemos ser honestos con nosotros mismos. Debemos ser capaces de llevar a nuestra percepción nuestros sentimientos y pensamientos y examinar las razones por las que algunas virtudes particulares son “más débiles” que otras. Podemos aprender mucho de nosotros mismos de esta manera.
El perdón está relacionado con el tiempo. No se requiere mucha capacidad mental para darse cuenta que cuando nosotros fracasamos en perdonar, estamos congelando a todas las personas involucradas (incluyéndonos a nosotros mismos) en un punto en el tiempo donde fuimos agraviados. Estamos creando un espacio-tiempo personal en el que nos encerramos nosotros mismos (y las imágenes de los otros) en cada ocasión que recreamos el incidente en el que alguien nos agravió.
Como se mencionó antes, el alma y el corazón operan fuera del espacio-tiempo, así que mientras que nosotros, la personalidad-ego, no pueda perdonar, no podemos acceder al corazón, y por defecto, no podemos contactar al alma y hacer uso de su sabiduría. A menudo, si examinamos esa situación más profundamente, podemos descubrir que nosotros en realidad disfrutamos al subir a nuestra máquina del tiempo y revisitar esos hologramas del pasado. Podemos, de hecho, ser adictos a las emociones negativas ligadas a esas ocurrencias del pasado.
El punto principal de este ejercicio es identificar nuestras fortalezas y debilidades en relación a las seis virtudes porque ellas son barómetros metafóricos de nuestras experiencias de vida acumuladas. Ellas muestran las líneas de menor resistencia en nuestra personalidad-ego. Si una virtud particular crea un sentido de bloqueo o malestar en nuestro campo mental/emocional, es una pista valiosa que puede conducirnos a la causa inicial del bloqueo. Por otro lado, tú puedes sentir una profunda resonancia hacia una virtud particular y esta línea de menor resistencia también puede conducirte a sus raíces y producir información importante que puede arrojar luz a toda tu práctica.
Nuestras reacciones internas a estas seis virtudes pueden ser rastreadas en el tiempo proporcionándonos un análisis del paisaje de nuestra personalidad-ego. Seguirle la pista a este paisaje subjetivo revela patrones de actitud y comportamiento que contribuyen al mundo desequilibrado y caótico del ego-personalidad. Seguir la huella nos proporciona la información que necesitamos para curar y transformar estos patrones limitantes. La práctica cuándo-cuál-cómo proporciona las herramientas para cultivar, esculpir, y embellecer el paisaje de nuestro territorio subjetivo; transformándolo en un entorno armonioso y curativo. La experiencia y conocimiento que obtenemos por trabajar en nuestra propia transformación, a su vez, nos ayudará mucho para ayudar a otros.
Obviamente debemos ser capaces de auto-ayudarnos antes de ayudar a otros. La mejor manera para aprender sobre las seis virtudes es trabajar con ellas. No debemos ser maestros perfectos para empezar nuestra práctica. Se denomina práctica porque aprendemos practicándola. No debemos haber aprobado un examen para empezar nuestro trabajo porque el “aprobar” está en el “hacer”. Ten presente esto, aún requerimos un poco de entendimiento de las seis virtudes del corazón para iniciar nuestra práctica cuándo-cuál-cómo. Con este fin, veamos más detalladamente las definiciones de las virtudes que nos proporcionaron en “Vivir desde el Corazón.”